Entrevista a trabajadoras electricistas en huelga de hambre

“Estamos con hambre de justicia”

11 mujeres electricistas iniciaron una huelga de hambre el 23/Nov. pese a los estragos que esto causa en su salud, su determinación a seguir la lucha es inagotable. Desde el plantón en Insurgentes y Reforma, que hoy es su casa, expresan su voz.
“Mientras el gobierno Federal no de una respuesta (favorable) para los electricistas, seguiremos en las calles. Si quieren que nos vayamos a morir aquí, lo vamos a hacer. No nos cansamos, estamos dispuestas a llegar a las últimas consecuencias”, dice decidida Mónica Jiménez Acosta, capturista de la empresa, quien hoy coordina el movimiento de Electricistas en Resistencia.
Esta difícil medida, tomada en asamblea de las mujeres, busca ser un referente del hambre y la miseria que padecen en el país miles de desempleados, que el gobierno y las empresas han arrojado a la calle, a los cuales de golpe se han sumado más de 44 mil trabajadores de LyFC. “Queremos un empleo digno y una propuesta para estos trabajadores, para este sindicato, que estamos con hambre, pero con hambre de justicia”, sigue Mónica.
Es que, luego del arbitrario decreto de extinción de LyFC, la vida de los trabajadores del SME dio un tremendo vuelco, que ya está dejando una gran experiencia de lucha.
“Después del momento desagradable cuando nos sacaron de nuestra casa Luz y Fuerza, hoy estamos contentas de participar en el movimiento, porque tenemos la convicción de que vamos a ganar (…) nos emociona cuánta gente nos apoya”, señala Alejandra Rojas, quien desde el depto. de personal atendía a sus compañeros electricistas. “Calderón no nos va a dar con su PFP o con lo que nos quiera espantar. Vamos a estar en las calles hasta encontrar una solución”, enfatiza.
Las compañeras saben que el ataque a los y las electricistas repercute en toda la clase obrera. Judith García, trabajadora jubilada hace 3 años, participa en la huelga de hambre convencida que los derechos de los jubilados no están libres de desaparecer.
“El contrato colectivo está vigente hasta el 16 de marzo, ese día a pesar de la promesa del ejecutivo de que se van a respetar nuestros derechos e ingresos, nada sabemos, no le creemos. En mi caso la gente podría decir ‘ya estás jubilada qué haces en la lucha’. Mi jubilación nadie me la regaló, trabajé 25 años por ella, trabajé desde los 15 años, nadie me regaló nada, cuando los hijos del presidente a los 15 años estaban jugando a las muñecas, yo ya estaba trabajando y estudiando. A ninguno de nosotros nos han regalado los beneficios que conseguimos a base de la lucha de nuestros padres y abuelos. La lucha de mis compañeros también es la mía. Aquí nos va la vida porque no tenemos nada que perder”, remata.
La más joven de las participantes en esta huelga de hambre es Isabel Pérez López de 22 años de edad, llevaba 8 meses trabajando en LyFC. Da un mensaje con los trabajadores del país y de Latinoamérica que, igual que ellas, pagan los costos de la crisis económica con desempleo y precarización laboral. “Hay que echarle ganas, toda lucha se puede ganar, y que si sufren algún maltrato laboral, que se organicen y luchen por sus derechos. ¡Sí se puede!. Nosotros tenemos fe de que esto que hacemos va salir adelante y que vamos a regresar a nuestra fuente de trabajo. Sólo está vencido el que no lucha.
Tras conocer el rechazo de la cámara de Diputados por la controversia constitucional por el decreto, las compañeras retoman fuerzas y saben que por esa vía difícilmente se podrá llegar a una solución. “Con esto ¿de qué nos sirven los diputados y senadores? Ellos si tienen privilegios, salarios y bonos millonarios, ¿y los trabajadores que generamos la riqueza? Justifican su arbitrariedad, por eso vamos a seguir en lucha, no nos vencemos, mientras nuestro cuerpo nos los permita vamos a seguir aquí a pesar de las consecuencias que esto tenga”, reitera Mónica. “A pesar de que nuestros hijos nos esperan en nuestra casa porque no estamos dispuestos a entregarles un país donde se tengan que hincar ante neoliberales y fascistas por eso vamos a seguir el tiempo que sea necesario”.
Así, el futuro de muchos trabajadores y sus hijos está en juego, de eso están conscientes los y las electricistas y los sectores trabajadores y populares que participan en este combate. “Esta no es una lucha sólo de los electricistas, por las condiciones a las que el gobierno nos ha llevado, tenemos una situación general y privilegiada para que, en este momento, si nos unimos los que siempre hemos sido más afectados, obreros, campesinos, amas de casa (…), tenemos la gran oportunidad de hacer un cambio a este país, y quitar a esta gente que solo privilegia los intereses de las grandes empresas extranjeras, de los organismos financieros y aquellos que se quedan con los monopolios de los grandes negocios en este país", finaliza Judith.